La expresión latina “Sapere aude” apareció por primera vez en la Epístola II que Horacio dirigió a su amigo Lolius y se encuentra en su Epistularum liber primus (siglo I a.C): "Quien ha comenzado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza". La carta trata sobre los procedimientos que utilizó Ulises a su regreso de Troya para superar diversas pruebas. Existe coincidencia en señalar que para el autor esa expresión significó “ten el valor de usar tu habilidad para pensar”.
Sapere aude como “atrévete a saber”, consta posteriormente en el ensayo ¿Qué es la Ilustración? de Immanuel Kant. A su juicio, todo individuo tiene dificultades para salir de su minoría de edad, es incapaz de valerse de su propio entendimiento. La exhortación va dirigida, entonces, a quienes por su propio esfuerzo han logrado salir de la minoría de edad para seguir adelante.
Por eso, el lema de la Ilustración fue ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!
Así, el Librepensamiento es antónimo de los pensamientos preestablecidos, los dogmas.
